domingo, 30 de marzo de 2014

04 Un Vecino en la Noche

A Rafael el suave sonido del motor le sorprende en la cocina, donde como todas las tardes se prepara un zumo de verduras, hoy con tomate, pepino y limón. Se observan sin embargo pequeñas diferencias con otras tardes similares, pongamos ayer. Ayer sus manos se mostraron mucho más firmes y hábiles cortando y licuando lechuga, pimiento verde, apio y manzanas, Rafael disfrutaba más del momento, dejándose llevar por la envolvente música de Gregory Porter que se escuchaba a través del hilo musical en todas las estancias de la casa. Hoy el silencio es la única banda sonora que le acompaña, un silencio roto quizás antes de lo esperado por el sonido del coche de Angel.

"Se ha adelantado"- piensa, aunque en realidad no le importa. Lo deja todo y se dirije a toda  prisa a la puerta principal de la casa. A través de la mirilla alzanza a ver cómo el BMW X3 negro de su vecino desaparece tras la última curva antes de llegar a su destino con los últimos rayos de sol del día. Es la señal.

Hace ya más de cinco años que Rafael vive en la urbanización. A sus casi cincuenta años reconoce haber encontrado allí algo muy parecido a un  hogar. Participa muy activamente en la vida de la comunidad y la suya es una puerta a la que sus vecinos no dudan tocar en busca de una buena conversación alrededor de una cerveza. Todos lo envidian por su prejubilación dorada, y aunque hubo un tiempo en el que se hablaba a sus espaldas por no conocérsele personas allegadas, del tipo  una mujer, una novia o un hermano, poco a poco supo derribar barreras y labrarse el cartel de buen vecino. No por nada su barbacoa de bienvenida al verano se ha convertido en un evento social en la zona, sin ignorar el hecho de que su propiedad es con diferencia la de mayor tamaño de parcela de la zona y por su posición un lugar de referencia inevitable en la urbanización.



Todo esto le pasa por la cabeza durante un instante, como imagina se nos amontonan los recuerdos  con la muerte rondando. Aparta esa idea de la cabeza, quiere pensar que es una situación inherente a todo gran cambio, al fin y al cabo este es el momento que ha estado esperando durante años. Se deja abrumar durante unos instantes, apoya las dos manos sobre la puerta y cierra los ojos. Cuando los vuelve a abrir ha recuperado la compostura y está determinado.

Es viernes por la noche, y el patrón de comportamiento del vecindario le dice que hoy viernes  tiene unas horas por delante para trabajar sin interrupciones. Se dirige al salón donde recupera una llave de debajo de una figurita de porcelana y devuelve a Gregory Porter el protagonismo en el ambiente."Quizás por última vez", piensa.  Después, sin pausa, baja las escaleras en dirección al sótano. Por primera vez en cinco años, abre la puerta.

La luz recién encendida descubre la vieja mesa de despacho al fondo de la estancia, con la siluteta de un basto ordenador definido por unas fundas de tela que lo protegen. A ambos lados, grandes armarios cubiertos por enormes sábanas ya grises por la acumulación de polvo. Se dirige al de su izquierda, y lo descubre, no sin esfuerzo. Abre una de sus puertas y descuelga una de las muchas perchas con ropa que allí se guardan. Escudriña las prendas con mirada crítica, las olfatea, y decide que no se han conservado tan mal como él esperaba.

Una hora más tarde Rafael se encuentra sentado frente al ordenador, sereno y enfundado en su uniforme  mirando fijamente a la webcam que sobresale profusamente del monitor.

- Aquí el Coronel Rafael Hidalgo estableciendo comunicación. En posición y esperando instrucciones.

2 comentarios:

  1. Como sigas abriendo líneas argumentales te va a pasar como a los guionistas de Perdidos.

    Está muy interesante. Deja ganas de más y eso es muy bueno.

    Enhorabuena

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  2. Muy bueno!!! esto va cogiendo cuerpo...PL

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