domingo, 4 de mayo de 2014

05 En el Avión

Ángel observa a su antiguo compañero de academia con curiosidad, como decidiendo si su presencia es en sí una buena o una mala noticia. Se siente cansado, sólo las altas dosis de adrenalina que circulan por su organismo le mantienen despierto. Eso, y el almohadazo propinado por Carlos. Se siente frustrado: quizás el sueño ayudara a que todo aquel circo extravagante, con sus monstruos y sus enanos desaparecieran. Quizás despertara en su casa y su mujer y sus hijos siguieran allí.

- Hola Carlos - sonríe -. ¿De vacaciones?

Carlos quiere contestar, pero Ángel lo interrumpe, con un ademán le indica que no ha terminado.

- ¿No habrás venido a matarme, no? - susurra pausadamente mientras con sus manos recorre su cara, tratando de espabilarse-. En un avion...Podrías, claro, al fin y al cabo tú te dedicas a eso - toma un buen trago de su Gin Tonic medio aguado por el hielo derretido mientras se toma el tiempo de seguir pensando. Hace una señal a la azafata para que les sirva otro par. - No- devuelve su atención a Carlos y continúa-. No me matarás - confirma casí más para convencerse a sí mismo que otra cosa-. Estás aquí porque la Agencia cree que puedo confiar en ti y todavía ve en mi un activo valioso, al menos de momento...

Carlos parece divertirse mientras deja a Ángel explayarse, ya ha soltado la almohada con la que le ha golpeado y ahora tiene los brazos cruzados sobre su pecho, sin apartar la vista de su antiguo compañero. Vestido impecablemente con unos chinos Armani blancos, y una camisa de lino azulona, a juego con sus zapatos , su muñeca luce bien un Panerai Luminor con la correa de piel gastada muy castigada y el plexiglas visiblemente rayado, al que mira de cuando en cuando. Su colección de relojes ha sido siempre su pasión declarada que exhibe orgullosamente a todo el que quiera verla . Espera pacientemente hasta que su interlocutor termina de hablar, al fin decide que su turno ha llegado.


- Yo también me alegro de verte- dice, sonríe y se levanta dando momentáneamente la espalda a Ángel. Abre el compartimento superior donde se aloja su equipaje. Ángel sigue sus movimientos con creciente interés. Cuando por fin se sienta, en sus manos sostiene un mini ipad de última generación y una bolsita de plástico transparente, cuyo contenido Ángel no es capaz de identificar. Mientras esto sucede, la azafata ya les ha servido las copas.

- Tienes razón en algunas cosas, en bastantes de hecho- Carlos comienza su discurso en un tono desapasionado y monocorde, casi hipnótico,  mirando fijamente a Ángel, como asegurándose de que toda la información es recibida y procesada. Se diría que monitoriza cada movimiento o reacción de este, tanta atención expresan sus dos grandes ojos verdes.- La Agencia me contactó ayer, me estropearon mis vacaciones, ¿lo puedes creer?. Es algo muy desagradable -Carlos sonríe y continúa-. Es cierto que mi labor aquí es de mero contacto, pero hay dos cosas importantes que debes entender. La primera es que lo creas o no, mi interés en ayudarte es..., ¿cómo decirlo?... real. Hace catorce años que no sabemos el uno del otro, no voy a contarte cómo funciona la política de murallas chinas de la organización, pero todavía recuerdo muy bien algunas cosas que hiciste por mi en el pasado, Analista. Y sí, soy un consumado asesino, para eso me entrenaron- y baja por un momento su mirada como a modo de disculpa- , pero al mismo tiempo guardo mis lealtades. Acéptalo.- hizo una pausa y tomó un largo sorbo de Gin, sin apartar la vista de su compañero de viaje.

" La segunda es que no soy conocedor de todos los detalles. Si la organización te la está jugando, bien lo puede estar haciendo conmigo también. Voy a compartir contigo la información que tengo, que es parcial y procede de terceros en todo caso. No conozco nada por mi mismo. Es algo que te cuento porque debo reconocer que he albergado muchas dudas dadas las circunstancias. ¿Entiendes esto?

- Lo entiendo- Ángel no parpadea y ya no hay ironía en su voz

- Otra cosa antes de continuar. Me alegra comprobar que estás mejor de lo que esperaba, quiero decir..., eres capaz de hablar. Pero te encuentras en un estado de shock innegable. Por supuesto, no soy un experto, pero me preocupa que hagas una tontería. Por otra parte, no tenemos más de media hora.

- ¿Media hora?- pregunta Ángel

Como respuesta, Ángel recibe el iPad mini de las manos de Carlos. En la pantalla un video en pausa.

- Está grabado la noche del viernes en tu casa, en tu habitación para ser más preciso. - Carlos ahora evita el contacto visual con Ángel -. La secuencia que estás viendo no es continua, tiene cortes. Yo he visto la totalidad del material, y la realidad de lo que pasó esa noche no se desvirtúa, te doy mi palabra, ...si es que sirve de algo. En la primera escena se te ve a ti y a tu mujer...en buena forma, por así decirlo. Luego ella se levanta mientras duermes, sale de la escena para volver con un inyectable que te descarga en la nuca. Le he dado muchas vueltas, es la misma mujer. 

Carlos guarda silencio ahora mientras mira por la ventanilla y deja espacio para que el que fuera su amigo durante muchos años cubra sus cara con las palmas de sus manos y llore como un niño.

Diez minutos después Carlos insiste

- Lo siento mucho, pero necesito que me sigas escuchando, no nos queda mucho tiempo. ¿Tengo tu confianza?


- Tienes mi atención – contesta Ángel tratando de sobreponerse

- Por ahora deberá bastarme. Los estás haciendo bien Analista. Ahora viene lo divertido. En esta bolsa hay una píldora que te provocará un ataque al corazón que la Agencia me asegura que vas a superar. Esto debería activar el protocolo de emergencia que hace aterrizar el avión en aeropuerto más cercano. Si lo haces en los próximos diez minutos nos aseguramos que dicho sea uno controlado por la Agencia.

- ¿Por qué yo?, ¿por qué así?

- ¿No es evidente? En primer debes saber que esa píldora me mataría, déjame que me ahorre los pormenores de mi expediente médico por ahora. Pero lo más importante de todo, la Agencia te prestará su apoyo sólo si eres leal a la organización. Tú mismo lo dijiste - insiste Carlos, en la necesidad de vencer la indecisión de Ángel- ¿vamos qué esperabas, unas preguntas tipo test? 

- Si no lo hago...

- Si no lo haces, llegaremos al Aeropuerto de Atenas, donde al parecer nos estarán esperado fuerzas no amistosas. Podría sacarte del aeropuerto y esconderte un par de días...pero es cuestión de tiempo que criemos malvas los dos en algún vertedero sin ningún glamour.

- No parece que tenga muchas salidas - aceptó Ángel.

- No, realmente- Carlos parece pensar un momento y continúa-. Mira, como yo lo veo los hechos por sí solos no explican todo, desconocemos la motivación de tu mujer para hacer lo que hizo. Démonos tiempo para poner los pies en la tierra y...

- ¿Quien está al mando?- interrumpe Ángel- ¿Cruz, Costa..., quien?

- ¿De verdad quieres saberlo?

Ángel asiente

Carlos duda, guarda silencio durante unos largos segundos y finalmente, después de echar un nuevo vistazo a su reloj, cede.

- Guerrero

- ¿Marina? Claro...

Carlos asiente, sin apartar la vista de su recién reencontrado colega

- La he visto cambiada...- comienza a decir

Angel aparta la vista de su colega y la dirige a la bolsita todavía en sus manos. Finalmente se decide, saca la píldora y la introduce con parsimonia en su boca. La acompaña de un buen trago de Gin-Tonic, cierra los ojos y traga.

-  Se me parte el corazón - se oye decir.





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