domingo, 13 de julio de 2014

07 Salida Nocturna

Fuera de la casa, de frente a la puerta principal, duda si echar la llave. Meses preparando ese momento, y siente el fracaso llegar en forma de pequeños detalles. En un instante se rehace, se calma  y gira sobre sí misma. Allí están sus hijos, cogidos de la mano a la intemperie,  muertos de sueño, frío y miedo. Marcos habla a su hermana, intenta reconfortarla, le dice lo que su madre no para de repetir, que papá se reunirá con ellos mañana.

María coge a sus hijos, cada uno de una mano, y avanza calle abajo, hacia el extremo oriental de la urbanización. Más allá el camino continúa, pero no así el alumbrado. Hace frío, se detiene para asegurarse de que los niños están adecuadamente abrigados, ajusta sus gorros, abrocha aquí y allá los botones perezosos de sus abrigos, les abraza y les dice que tienen que ser valientes. Pilar a duras penas puede contener sus lágrimas, se siente triste y desorientada, pero nota la mirada severa de su hermano sobre ella y no quiere defraudarle.

Las obras de la fase seis de la urbanización comenzarán el año que viene y el camino se interna en un paisaje desértico y silencioso. María se detiene, se agacha para pedir a sus hijos que se cojan de la mano y no se separen de ella. De una mano el mayor de sus hijos, de la otra una pequeña linterna que acaba de sacar de su bolso y con la que apenas puede anticipar unos metros del camino, María hace avanzar la curiosa comitiva a través de la nada más absoluta. El silencio sólo se rompe por el arrastrar de pies de los niños. Jamás hubiera pensado cuando un par de semanas atrás fuera a echar un vistazo al recorrido a plena luz del día, que el paseo se le fuera a hacer tan largo y difícil.

Por fin, diez interminables minutos después, todavía muy al fondo de su campo de visión, se perfilan lo que parecen las luces de posición traseras de un vehículo. El esperado RAV 4 va tomando forma  a un lado del camino a medida que María se acerca.

“Alguien de confianza se hará cargo”. La voz femenina  que le dio las instrucciones precisas para aquella huida resuena  ahora atronadoramente en la cabeza de María. Contestando a sus preguntas la puerta del conductor del vehículo se abre, dejando salir una silueta reconocible.

-          ¿Rafael? – se sorprende María. Es sin duda la última persona que esperaba encontrar allí.
-          Buenas noches  María – contesta Rafael pausadamente-. Por favor, las preguntas después. Acomodaos en la parte de atrás, no hay tiempo que perder.

Pide a sus hijos que entren por el lado opuesto mientras ella abre el portón  y se introduce en el coche. Le sorprende que los asientos estén cubiertos de plástico, pero no le da importancia. María cierra su puerta. Cuando quiere darse cuenta  el niño ya está junto a su madre, pero por más que espera, Pilar no aparece a su lado.  Quiere salir a buscarla, pero la puerta tiene el seguro echado, la otra puerta también se cierra violentamente.

La niña se ha alejado del RAV 4, está asustada y desorientada. No le gusta ese señor. Sabe que su hermano se enfadará con ella, pero no quiere subir al coche. Se ha alejado unos metros y ha salido del camino. Llora en silencio.

Pasados un par de minutos ya lo ha pensado mejor y se decide a reunirse con Marcos y con su madre. Apenas da un par de pasos cuando sucede. La silueta del  hombre vuelve a emerger de la puerta del conductor, con algo voluminoso en su mano derecha y abre la puerta por la que ha entrado su hermano. Se oyen unos gritos, unos fogonazos iluminan el interior del coche, y luego nada.

Pilar corre desconsoladamente en lo que ella espera sea dirección a casa.  


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